Es el telescopio más poderoso para observar el Universo frío y el gas molecular y estudiará los componentes de estrellas, sistemas planetarios y galaxias.
01 February 2019 | Fuente: ESO (European Southern Observatory)
En lo alto del llano de Chajnantor, en la Cordillera de los Andes, en Chile, el Observatorio Europeo Austral (ESO), opera, junto con sus socios internacionales, el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array, conocido como ALMA, un telescopio de vanguardia para estudiar la luz de algunos de los objetos más fríos del Universo. Esta luz tiene longitudes de onda de alrededor de un milímetro, entre el infrarrojo y las ondas de radio, por lo que se conoce como radiación milimétrica o submilimétrica. ALMA está compuesto por 66 antenas de alta precisión, repartidas a distancias que pueden alcanzar los 16 kilómetros. Esta colaboración global es el mayor proyecto astronómico basado en tierra desarrollado hasta el momento.
ALMA fue inaugurado en 2013, pero las primeras observaciones científicas, con parte del conjunto de telescopios, comenzaron en el 2011.
La luz en estas longitudes de onda proviene de grandes nubes frías en el espacio interestelar -a temperaturas sólo unas pocas decenas de grados por encima del cero absoluto- y de algunas de las galaxias más tempranas y distantes del Universo. Los astrónomos pueden usar dicha luz para estudiar las condiciones químicas y físicas que se dan en estas nubes moleculares, densas regiones de gas y polvo donde están naciendo nuevas estrellas. A menudo, estas regiones del Universo están oscurecidas y permanecen ocultas en el rango visible de la luz, pero brillan con intensidad en la parte milimétrica y submilimétrica del espectro.
La radiación milimétrica y submilimétrica abre una ventana hacia el enigmático Universo frío, pero el vapor de agua de la atmósfera terrestre absorbe las señales que nos llegan desde el espacio. Por ello, los telescopios de este tipo deben construirse en lugares altos y secos, de ahí que se escogiera la llanura de Chajnantor, a 5.000 metros de altitud, lo que lo convierte en uno de los observatorios astronómicos más altos de la Tierra.
Aquí es donde ESO, el observatorio Europeo Austral junto a sus socios internacionales, está construyendo el ALMA, el mayor proyecto astronómico existente. El emplazamiento de ALMA, a unos 50 km al este de San Pedro de Atacama, en el norte de Chile, es uno de los lugares más secos de la Tierra. Allí imperan unas condiciones inmejorables para la observación, pero operar un observatorio de primera línea en condiciones muy duras (altura y sequedad) supone todo un reto, ya que Chajnantor supera en unos 750 metros de altura al observatorio de Mauna Kea y en unos 2.400 metros al de Cerro Paranal, donde se ubica el Very Large Telescope (VLT).