Observatorio Rubin, un proyecto para dar luz a la oscuridad

El Observatorio Rubin es una instalación diseñada (entre otras cosas) para resolver los misterios de la materia oscura. Su misión es construir un sistema que producirá un conjunto de datos astronómicos sin precedentes para estudios del universo profundo y dinámico, hará que los datos sean ampliamente accesibles a la comunidad científica y comprometa al público a explorar el Universo.

El Observatorio Rubin contará con un telescopio de 8,4 metros capaz de examinar la totalidad del cielo visible, que se construirá en el norte de Chile, y tiene previsto entrar en funcionamiento en el año 2023.

Telescopio del Observatorio Rubin/ Crédito:lsst.org

El Observatorio Vera C. Rubin es un proyecto dirigido por la National Science Foundation y el Departamento de Energía de los Estados Unidos. Sus primeros 10 años de trabajo se dedicarán por completo a un proyecto ahora conocido como Legacy Survey of Space and Time, o lo que es lo mismo, una forma de seguir conservando las siglas del antiguo proyecto, LSST.

LSST entregará un conjunto de imágenes y productos de datos de 500 petabytes que abordarán algunas de las preguntas más urgentes sobre la estructura y evolución del universo y los objetos que contiene. El LSST del Observatorio Rubin está diseñado para abordar cuatro áreas científicas:

• Sondando la energía oscura y la materia oscura.
• Hacer un inventario del sistema solar.
• Explorando el cielo óptico transitorio.
• Cartografía de la Vía Láctea.

Las preguntas científicas que abordará el Observatorio Rubin son profundas y, sin embargo, el concepto detrás del diseño del Observatorio Rubin es notablemente simple: realizar un estudio profundo sobre un área enorme del cielo; hacerlo con una frecuencia que permita obtener imágenes de cada parte del cielo visible cada pocas noches; y continuar en este modo durante diez años para lograr catálogos astronómicos miles de veces más grandes que los que se han compilado anteriormente.

Vera Rubin y la materia oscura

Hasta su muerte en 2016, Rubin figuraba con frecuencia como candidata al Premio Nobel de física, pero nunca lo consiguió (en vida). Su descubrimiento más importante fue que las galaxias giran tan rápido que tendrían que dispersarse. El hecho de que no lo hagan, razonó, es una prueba de que hay una gran cantidad de ‘algo’ en el universo que los humanos aún no pueden estudiar directamente, lo que ahora llamamos materia oscura.

Vera Rubin, nacida en 1928, luchó a lo largo de toda su carrera por ser tratada y reconocida por los méritos de su trabajo, en lugar de por su sexo. Cuando consiguió dejar huella en la comunidad científica, trabajó para hacer extensible esa aceptación a toda la sociedad. Por lo que su legado no es sólo fundamental para la ciencia, sino un ejemplo a todos los niveles.

El Observatorio Vera C. Rubin espera, en poco tiempo, empezar a dar los primeros pasos para resolver el rompecabezas de la materia oscura que Rubin descubrió en su camino para convertirse en una importante figura de la astronomía.