Confirman el origen interestelar de las misteriosas esférulas halladas en el Pacífico

Para ponerte en situación, volveremos atrás en el tiempo hasta junio de 2023, donde la expedición interestelar -dirigida por su científico jefe, el astrofísico de la Universidad de Harvard Avi Loeb - cuando se recuperó del fondo marino del océano Pacífico, cerca de Papúa Nueva Guinea, cientos de esferas metálicas que se cree que no tienen relación con ninguna aleación existente en nuestro sistema solar.  

Los investigadores del Proyecto Galileo acaban de completar el análisis inicial de 57 esférulas del lugar, en el océano Pacífico, donde se estrelló el primer meteoro interestelar reconocido con impacto en la Tierra, IM1, el 8 de enero de 2014.  

Origen interestelar de IM1 

El origen interestelar de IM1 se estableció con un nivel de confianza del 99,999 % basándose en mediciones de velocidad realizadas por satélites del gobierno de EE. UU., como se confirma en una carta formal del Comando Espacial de EE.UU. a la NASA, explica Loeb. 

La curva de luz de la bola de fuego mostró tres llamaradas, separadas por una décima de segundo entre sí. Antes de ingresar al sistema solar, IM1 se movía a una velocidad de 60 kilómetros por segundo en relación con el estándar local del resto de la Vía Láctea, más rápido que el 95 % de todas las estrellas en las cercanías del Sol. 

Teniendo en cuenta que mantuvo su integridad a una velocidad de impacto en la Tierra de 45 kilómetros por segundo hasta una altura de 17 kilómetros sobre el Océano Pacífico, la resistencia de su material debe haber sido más dura que las 272 rocas espaciales documentadas por la NASA en el catálogo de meteoritos del CNEOS, incluida la minoría del 5% de ellos que son meteoritos de hierro. 

Esférula S4 del experimento 8, que muestra la estructura interior de esferas dentro de esferas, con las microesférulas más pequeñas de aproximadamente 5-10 micras de diámetro // Crédito: Proyecto Galileo 

En total, la expedición recogió alrededor de 700 esférulas del 14 al 28 de junio de 2023, mediante un trineo magnético desplegado en el fondo del océano a 2.000 metros de profundidad desde el buque Silver Star, desplegado desde Papúa Nueva Guinea hasta una zona de 10 kilómetros alrededor de la ubicación del impacto.  

Los primeros análisis muestran que algunas esférulas de la trayectoria del meteorito contienen abundancias extremadamente altas de berilio, lantano y uranio, etiquetadas como una composición "BeLaU" nunca vista hasta ahora. Estas esférulas también presentan proporciones de isótopos de hierro distintas a las encontradas en la Tierra, la Luna y Marte, lo que implica en conjunto un origen interestelar.  

La expedición recuperó esférulas con un rendimiento por masa de fondo que aumentó significativamente el recuento de esférulas cerca de la trayectoria de IM1. Utilizando un mapa de calor desarrollado a partir de las estadísticas de detección de esférulas por la postdoctoranda Laura Domine, el equipo pudo identificar las regiones con una alta concentración de las esférulas recuperadas.  

Imagen de microscopio electrónico de S21 de la serie 14 en la región de alto rendimiento de la trayectoria de IM1 // Crédito: Proyecto Galileo 

Las imágenes de microscopio electrónico de algunas de las esférulas recogidas muestran compuestos masivos asimétricos, lo que indica fusiones de pequeñas esférulas dentro del volumen de la bola de fuego. "La composición de "BeLaU" es tentadoramente diferente en factores de cientos de los materiales del sistema solar, con la producción de berilio a través de la espalación de núcleos más pesados por los rayos cósmicos que marcan el viaje interestelar", dijo Avi Loeb. 

Estos nuevos hallazgos demuestran el éxito de la primera expedición exploratoria y allanan el camino para una segunda expedición en busca de más datos.