Los restos de una supernova de más de 850 años dejan boquiabiertos a científicos

Astronomía

Los restos de una supernova de más de 850 años dejan boquiabiertos a científicos

Los científicos llevan nueve años investigando los fuegos artificiales de la rara supernova Pa 30 y afirman que no se parecen a nada que hayan visto antes.

Una supernova se produce cuando una estrella masiva se queda sin combustible, se enfría, y esto hace que la presión caiga. La gravedad gana, y la estrella, de repente, se desmorona. Cuando las estrellas moribundas explotan como supernovas, suelen expulsar una caótica red de polvo y gas. Pero una nueva imagen de los restos de una supernova tiene un aspecto completamente distinto, como si su estrella central hubiera desencadenado un espectáculo cósmico de fuegos artificiales. Se trata del resto más inusual que los investigadores han encontrado jamás, y podría apuntar a un raro tipo de supernova que los astrónomos llevan mucho tiempo tratando de explicar. 

"Llevo 30 años trabajando con restos de supernovas y nunca había visto nada parecido", afirma Robert Fesen, astrónomo del Dartmouth College de Hanover (New Hampshire), que tomó imágenes del resto de supernova a finales del año pasado. Fesen comunicó sus hallazgos en una reunión de la Sociedad Astronómica Americana el 12 de enero. 

Un fuego artificial de 850 años de antigüedad  Imagen de los restos de Pa 30 con un filtro óptico sensible a esa línea, utilizando el telescopio Hiltner // Crédito: Robert Fesen (Dartmouth College)

Si miramos atrás en el tiempo, este hallazgo pasa por diferentes fases y años. En 2013, la astrónoma aficionada Dana Patchick descubrió el objeto en imágenes archivadas del Wide-field Infrared Survey Explorer de la NASA. Durante la década siguiente, varios equipos estudiaron los restos, conocidos como Pa 30, pero los resultados no hicieron más que ser cada vez más desconcertantes. 

Vasilii Gvaramadze, astrónomo de la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú (Rusia), y sus compañeros descubrieron en 2019 una estrella extremadamente inusual en el punto muerto de Pa 30. La estrella tenía una temperatura superficial de aproximadamente 200.000 kelvin, con un viento estelar que viajaba hacia el exterior a 16.000 kilómetros por segundo, aproximadamente el 5% de la velocidad de la luz. "Las estrellas no tienen vientos de 16.000 kilómetros por segundo", afirma Fesen.  

La supernova Pa 30 volvió a ser objeto de intriga en 2021, cuando Andreas Ritter, astrónomo de la Universidad de Hong Kong, y sus colegas propusieron que esos restos son la secuela de una supernova que iluminó el cielo hace casi 850 años, en 1181.  

Durante su examen del Pa 30, Ritter y sus colegas observaron que el espectro de emisión de los restos contenía una línea particular asociada con el elemento azufre. Intrigado, el grupo de Fesen tomó posteriormente imágenes de los restos con un filtro óptico sensible a esa línea, utilizando el telescopio Hiltner de 2,4 metros del Observatorio Michigan-Dartmouth-MIT en Kitt Peak, Arizona. 

Los datos que recogieron no sólo ayudaron a confirmar que Pa 30 es efectivamente lo que queda de la supernova observada en 1181, sino que también proporcionaron una imagen de esos restos como ninguna otra. 

Una rara supernova ¿Cómo fue posible?  La nebulosa del Cangrejo es un ejemplo más habitual de restos de supernova tipo la, en el que una estrella moribunda expulsa una caótica red de gas y polvo // Crédito: NASA

En 2021, Ritter y sus compañeros especularon que se trataba de una rara explosión de supernova clasificada como tipo Iax3. 

Una supernova normal de tipo Ia, se produce cuando una enana blanca absorbe material de una estrella compañera, creciendo tan masivamente que ya no puede soportar el peso extra y vuela en pedazos, dispersando sus entrañas por toda la galaxia. Pero en una supernova de tipo Iax, la estrella sobrevive de algún modo. "A menudo las llamamos estrellas zombis", explica Jha. 

Aunque los teóricos han desarrollado muchos mecanismos posibles para explicar las supernovas de tipo Iax, Ritter y sus colegas piensan que dos enanas blancas chocaron entre sí para producir los fuegos artificiales de Pa 30. Esto queda claro por la cantidad de azufre en sus restos, que es un subproducto de la explosión de una enana blanca, y la falta de elementos más ligeros que se verían en estrellas más masivas.  

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